Desde la óptica y narrativa presidencial con el huracán “Otis” “no nos fue tan mal”, “nos fue bien, por las razones que sea” según el presidente López Obrador, “ningún hotel se cayó, solo se destruyeron vidrios, ventanales, tablarocas, plafones” dijo el presidente muy a su manera ante los medios de comunicación que transmiten sus conferencias. El tono de sus palabras desde que ocurrió el siniestro natural siempre ha sido de desdén, de hacer menor la tragedia y de asumirse como el principal benefactor, haciendo a un lado la organización de la sociedad civil para entregar apoyo, “nada de organizaciones civiles, todo el apoyo lo entregará la Marina y el Ejército” amenazó desde Palacio Nacional.
En ese mismo tenor cuando se le cuestionó si va a retornar a Acapulco para realizar un balance de daños el presidente López Obrador expresó “solo voy a ir a Acapulco si se requiere” y arremetió contra los medios de comunicación y contra periodistas que están cubriendo las notas y haciendo reportajes en colonias y comunidades de Acapulco y zonas aledañas. Para el presidente, esos periodistas y los medios que están cubriendo el desastre ocasionado por “Otis” son parte de una “temporada de zopilotes, quieren que haya muchos muertos, quieren que nos vaya mal para atacarnos” aseveró desde el atril presidencial.
Para el presidente López Obrador la estela de destrucción dejada por el meteoro “Otis” ya se está atendiendo con mil servidores de la nación, con efectivos de la Guardia Nacional, de la Secretaría de Marina y de la Secretaría de la Defensa Nacional. A pesar de la multitud de imágenes y reportajes que muestran a miles de familias viviendo entre el lodo, sin acceso a alimentos y sin agua, el titular del Ejecutivo ha insistido en la recuperación de Acapulco en tiempo récord y volvió a sus ocurrencias o intentos de chiste “me canso ganso” expresó el político del sureste.
Ante el desastre evidente en Acapulco, ante la ineptitud y la incapacidad gubernamental federal, estatal y local, el presidente ironiza, minimiza y deja a la deriva todo; para él lo importante es que los medios de comunicación no lo ataquen, para él lo importante es que ya inició la reconstrucción, aunque la realidad diga otra cosa, para él es fundamental que no se difundan imágenes de familias en colonias populares viviendo entre el lodo, sin techo, sin agua, sin recursos y sin alimentos.
El presidente López Obrador quiere, anhela y desea que los medios transmitan las labores de sus servidores de la nación que ya están censando casa por casa a los damnificados y que los medios o periodistas que recorren calles, avenidas, comunidades y colonias del puerto guerrerense exalten las virtudes de un gobierno asistencialista, aunque la realidad sea completamente distinta a la que ve y narra el presidente López Obrador.
El presidente ha ocupado desde el primer momento la tragedia que viven miles de familias en Acapulco para hacer y hacerse propaganda, habla de los servidores de la nación, promete mil, al otro día dos mil, resalta bondades, los cataloga como “mejores cuadros, son lo que tienen amor al pueblo” y remata “ese es nuestro movimiento”. El presidente no se preocupa por atender la devastación, ocupa la conferencia matutina para hacer campaña política para beneficiar su movimiento y su partido político. Así o más ruin el proceder gubernamental.
El presidente que ocupó más de tres horas para su conferencia mañanera pone sus ejemplos de eficacia gubernamental ante la prensa que acude a Palacio Nacional, “el aeropuerto Felipe Ángeles lo hicimos en dos años; el Tren Maya en cinco años, vamos a levantar a Acapulco en poco tiempo, tengo el sueño de que ya en Navidad las familias van a estar muy contentas, van a estar muy felices, no habrá amarga Navidad” fanfarroneó el nativo de Macuspana, Tabasco.
Así se ha comportado el presidente desde el impacto del huracán “Otis”, hablando de pura promesa, haciendo espectáculos como el de quedarse atascado en un jeep militar hasta prometer una Navidad feliz a las familias porteñas. El presidente se ha pasado minimizando las cifras de fallecidos, desdeñando a las organizaciones de sociedad civil, no habla de proyectos sino de despojos o de ocurrencias, por ejemplo, ahora quiere destinar los fideicomisos del Poder Judicial a labores de reconstrucción; en resumen, reconstruir Acapulco se reduce a sus apoyos, a su buena y noble disposición y por supuesto a la alta presencia de sus burócratas de calle y de militares y marinos, su pueblo uniformado.
Commentarios
